Presentamos algunas pautas para la colaboración entre empresas y ONG compartidas por Mahou, DKV y EY
A continuación, resumimos lo más destacado de la sesión Lo que esperan las empresas de las ONG en sus proyectos de colaboración organizada por el Instituto de Innovación Social de ESADE la semana pasada. En la introducción, Ignasi Carreras catalogó en cuatro tipos las colaboraciones de alto impacto entre las empresas y las ONG:
- Colaboraciones que se prolongan en el tiempo y se van reorientando según las necesidades y circunstancias de las partes.
- ONG y empresas que aportan competencias complementarias a un proyecto que es cocreado entre ambos.
- ONG que buscan empresas innovadoras que aporten el valor de hacer las cosas de forma diferente.
- Alianzas de muchos actores que aspiran a generar un cambio sistémico en un sector o en un ámbito concreto.
Estos diferentes tipos de colaboración coinciden en exigir a las dos partes coincidencia en su misión, desarrollo de una visión conjunta del proyecto y una adecuada gestión de la confianza.
Tras esta introducción compartieron su experiencia David Camps, de DKV Seguros, Beatriz Herrera, de Mahou San Miguel, y Javier Garilleti, de EY. Algunos aspectos coincidentes de sus exposiciones fueron:
Foco en la acción social. Las tres empresas tienen un foco muy claro y delimitado en sus iniciativas sociales: DKV Seguros se centra en discapacidad, obesidad infantil, impacto del cambio climático en la salud y envejecimiento activo; Mahou San Miguel prioriza la educación y la formación para el empleo, y EY se focaliza en el emprendimiento y, especialmente, en aquellos nichos donde hay más posibilidad de cambiar las cosas, por ejemplo, en emprendimiento y mujer.
Buscan un papel que va más allá de la financiación. Aunque se mantengan convocatorias de financiación a ONG o colaboraciones económicas puntuales, estas empresas coincidieron en preferir un papel de impulsor o catalizador de proyectos diseñados conjuntamente donde el rol de la empresa superer el de mero financiador y también pueda coordinar a más agentes participantes.
La medición. Como en la mayoría de foros de temática social, se habló de la necesidad de medir. Las empresas insistieron en esta necesidad porque ellas deben “vender” internamente sus proyectos sociales y necesitan acreditar que sus inversiones sociales están alcanzando los objetivos previstos. Recomendaron que estos objetivos sean realistas a la vez que retadores para generar la satisfacción por el logro conseguido. En cuanto a las métricas, se recomendó que los indicadores se definan conjuntamente en el diseño inicial del proyecto, que combinen indicadores cuantitativos con cualitativos y que tengan en cuenta los ODS.
Orientación a largo plazo. Se habló mucho de alianzas estratégicas, aquellas que superan la visión de la colaboración puntual o anual. Para que fragüen estas colaboraciones se aportaron algunas claves como la transparencia, el rigor y la confianza. Para que esta confianza pueda surgir se indicó que la flexibilidad y hablar mucho son fundamentales.
En el turno final de preguntas, donde la mayoría de quienes asistieron pertenecían al tercer sector, se preguntó mucho en cómo acceder a las empresas para plantear posibles colaboraciones. Las empresas reconocieron estar sobrepasadas por el número de peticiones que reciben de las ONG, y recomendaron enviar propuestas ajustadas a las características y prioridades de cada empresa. También destacaron la importancia de que el correo electrónico tenga algún rasgo diferencial que invite a abrirlo o recurrir a otros canales como la llamada telefónica o el correo postal para diferenciarse de la avalancha de correos electrónicos.